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$a En Santiago de Chile a fines del siglo XIX la cuestión de la pobreza estuvo allí, acuciante, y se impuso como problema en la conciencia de la elite. Convivían "gente rota" y "gente decente" en una sociedad claramente escindida pero fuertemente integrada en torno de prácticas y valores comunes, formas de conviviencia y diversión. Hacia fines de siglo, esta unidad se ha roto y los pobres son una masa segregada. En medio de su nacimiento, las epidemias, el alcoholismo y los inicios de protesta social sistemática, la elite despliega una mirada horrorizada. Hay allí mucha explicación sociológica, mucho juicio moral y una acción limitada. La elite se pregunta qué hacer con los pobres, y en realidad, no encuentra la respuesta. |